¿Qué es?
Crecimiento de la conjuntiva (mucosa fina y transparente que recubre la parte blanca del ojo) de aspecto carnoso y engrosado que invade la córnea. Suele localizarse en el lado del ojo más cercano a la nariz, aunque puede suceder en el lado opuesto. La pinguécula es un depósito de proteína, grasa o calcio.
Sintomatología
Si bien en fases iniciales puede ser asintomático, al desarrollarse puede cursar con molestias oculares, del tipo de sensación de cuerpo extraño (arenillas), enrojecimiento ocular, picor, escozor, sensación de ojo seco. Además, al crecer sobre la córnea puede modificar su curvatura, produciendo alteraciones visuales, o llegar al eje visual, reduciendo significativamente la visión.
Con respecto a la pinguécula, en la mayoría de los casos no presenta síntomas. Si bien, en ocasiones, puede inflamarse de forma aguda y producir un cuadro clínico denominado “pingueculitis”, consistente en ojo rojo y molestias locales.
¿Por qué se produce?
El pterigium y la pinguécula tienen una composición común (degeneración de la conjuntiva) y se relacionan con los mismos agentes causales. El principal factor de riesgo es la exposición a la radiación ultravioleta. También es más frecuente en pacientes expuestos a irritantes como el polvo, serrín, viento. Otros factores implicados son la sequedad ocular crónica y el envejecimiento.
Diagnóstico
Un examen oftalmológico completo, con mayor énfasis de la superficie ocular es suficiente para diagnosticar un pterigión o una pinguécula. En raras ocasiones es necesario realizar una biopsia de la lesión para establecer un diagnóstico diferencial con lesiones conjuntivales potencialmente malignas.
¿Puede prevenirse el pterigium/pinguécula?
Dado que su principal fator de riesgo es la exposición solar, utilizar unas gafas con la protección adecuada protege de la aparición de ambas patologías. Por otro lado, el uso de gafas protectoras también protegerá de otros agentes relacionados con pterigium/pinguécula, como son el polvo, serrín y/o viento.
Tratamiento
La pinguécula no suele requerir un tratamiento, más allá del puramente sintomático, (lagrimas artificiales para lubricar el ojo).
Con respecto al pterigium, inicialmente puede abordarse con un tratamiento sintomático mediante lubricantes oculares (lágrimas) o un tratamiento antiinflamatorio tópico (gotas oculares). Si a pesar del tratamiento con lágrimas y antinflamatorios persisten los síntomas o, si por su tamaño produce alteraciones visuales, el tratamiento recomendado será la cirugía (extirpar la lesión). Una vez extirpado el pterigium, en algunos casos, el oftalmólogo puede realizar un implante de la conjuntiva sana del paciente en la zona afectada, lo que puede reducir el riesgo de recidiva (que vuelva a crecer el pterigium).
Aunque en términos generales la cirugía del pterigium se realiza en régimen ambulatorio y con anestesia local, la técnica a realizar debe individualizarse y adaptarse a las necesidades de cada paciente en particular y las características de la lesión a tratar.
En algunos casos puede producirse una recidiva de la lesión.